Un cortacésped o una motosierra sí ¿y un concierto no?

A primera vista puede resultar pintoresca la situación que se describe a continuación y que por desgracia todavía se da en muchos (demasiados) ayuntamientos asturianos que siguen prohibiendo la programación de conciertos en establecimientos de hostelería y al aire libre, escudándose en que se superan los decibelios máximos permitidos en sus ordenanzas municipales, mientras que cualquier persona sí puede tirar de segadora, cortacésped o motosierra, por poner tres ruidosos ejemplos que en algún momento a buen seguro que nos habrán martilleado los tímpanos, a partir de las ocho de la mañana y hasta la medianoche. 

Obviamente, hay que velar por el descanso del vecindario y no caben actuaciones en directo en horarios nocturnos en aquellos locales que no estén convenientemente insonorizados, pero ¿a quién le molesta un rato de música en una sesión vermú o a eso de las ocho de la tarde?

Sí, desde luego, siempre hay una queja o un desacuerdo para todo lo que se haga, pero no conviene olvidar que detrás de cada solista y de cada grupo hay unas cuantas horas de ensayo, de ilusión por enseñar su trabajo al público. Puede gustar más o menos, ser un género musical que se aborrezca, pero toda esa gente que echa unas cuantas horas con una guitarra, un bajo, una batería, una acordeón o el instrumento que sea merece un respeto y una consideración.