Se forjó en Cimadevilla, un barrio gijonés que siempre ha tenido una relación muy íntima con el mundo de la canción y, también, con las noches de diversión para muchas generaciones no sólo de Gijón, sino de toda Asturias. En un pub que regentaba el que entonces era su marido comenzó allá por 2002 a dar los primeros pasos sobre el escenario una solista, Marga Rodríguez, que dos décadas más tarde sigue en plena forma y se ha convertido en un referente para los amantes del baile. Porque sí, se mueve en diferentes estilos (cumbia, pasodoble, rumbas, bachata…) y, como dice, con un propósito muy firme: “Intento no defraudar, complacer a la gente”. Le sobran tablas y profesionalidad.
Marga Rodríguez actúa en bares, cafeterías, sidrerías, fiestas privadas y siempre está dispuesta a colaborar con aquellas galas benéficas que se programen por una buena causa. Además de cantante, todo corazón.
Entre sus ídolos, a los que versionea a su modo, figuras ya míticas, como Cristian Castro, Marco Antonio Solís o Miguel Gallardo. Aunque entre ensayos y directos le queda muy poco tiempo libre, sí el suficiente para preparar un proyecto que espera que vea la luz el próximo septiembre y que, desde luego, a buen seguro que sorprenderá. Pero eso se contará a su debido momento. Por ahora toca disfrutar del arte de una mujer que sabe como nadie hacer salir al público a bailar: Marga Rodríguez.
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