La guitarra, la que más se deja tocar

Tanto las clásicas o españolas como la eléctricas, la guitarra sigue siendo, con notable diferencia, el instrumento más vendido en las tiendas especializadas. De hecho, ocupan prácticamente la mitad de los expositores, con sus diferentes modelos y marcas. Lo corrobora Nacho Fernández, que además de formar pareja artística con Silvia Joyanes en “Land Cover” (ver reportaje publicado en esta revista) es gerente de “Musical Zenit”, en Sama.

Al igual que otros titulares de negocios del ramo, Fernández afirma que las ventas de instrumentos han caído considerablemente en estos últimos años, debido a dos factores: por un lado la competencia del comercio “on line”, que permite comprar en cualquier parte del mundo (aunque no siempre con plenas garantías), y sobre todo por las tendencias de la música en la actualidad, con conciertos que se asientan en secuenciadores, ordenadores y sonidos virtuales. Si en generaciones pasadas se tenía como referente a guitarristas de la impresionante talla de Mark Knopfler (“Dire Straits”) o Bon Jovi, por poner un par de ejemplos que deberían ser objeto de obligado estudio en los institutos, ahora ya no existen músicos de esa categoría a los que mirar y querer imitar. Que duda cabe que no todo iba ser avanzar; en algo había que retroceder.

¿Y cuánto cuesta una guitarra? Pues como los puñetazos, pero sin violencia. Como indica Nacho Fernández, partiendo del principio de que “no hay dos iguales”, en función de su madera, su acabado con encolado o atornillado y otros factores que van a influir en su sonido, cabe apuntar que a partir de 100 euros se puede conseguir un modelo de iniciación. A partir de ahí y hacia arriba lo que se quiera gastar. Obviamente, las eléctricas son un poco más caras y hay que agregar el gasto que supone la adquisición del correspondiente amplificador y el cableado de conexión.

En marcas se siguen llevando la palma “Fender” o “Gibson”, un logotipo que se cotiza en lo alto, pero al que ya se equiparan otras firmas, como “Yamaha” o “Roland”, en opinión del industrial langreano.

En los colegios ha penetrado también otro instrumento que a raíz de la pandemia de Covid (y para evitar contagios entre los niños) sustituía a las flautas en las clases de Música: el ukelele. “Es muy versátil, llega a más estilos y permite cantar encima”, explica Fernández. Se han puesto de moda y se fabrican en colores tan variopintos como rosa, morado, amarillo… O en madera natural, de mayor calidad. “En Zenit no vendo juguetes, que se desafinan a la mínima. Los nuestros son de verdad”, enfatiza. Desde 32 euros en adelante.

Guitarra, ukelele, batería, trompeta o gaita… Cada cual tiene sus gustos, porque en el mundo de la música lo único que está escrito son las partituras.

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