La "canción" que los músicos no quieren ni oír

Son más frecuentes de lo que podría parecer. Bien sea por incumplimientos de la normativa municipal, porque los permisos oficiales no llegan a tiempo o, sobre todo, porque en una región como Asturias la lluvia todavía está muy presente y se basta y se sobra por si misma como para echar abajo cualquier bolo que se programe al aire libre. Lo cierto es que a lo largo del año son muchos los conciertos que se aplazan, se cancelan o se suspenden, ocasionando un grave perjuicio económico a unos artistas cuyos ingresos por su trabajo son extremadamente ajustados.

La práctica totalidad de los músicos han recibido en alguna ocasión esa indeseada llamada de un hostelero u organizador de fiesta para comunicarle que no es posible celebrar la actuación, un jarro de agua fría que se hiela aún más si se renunció a otro contrato para acudir a la cita cancelada. 

"Una vez me sonó el teléfono cuando ya teníamos todos los instrumentos metidos en el coche y estábamos a punto de salir. Te queda una cara de tonto impresionante", comenta a ASTURIAS DIRECTO MÚSICA el integrante de una banda avilesina, que prefiere preservar el anonimato, aunque poniendo voz a una situación que a buen seguro habrán vivido la mayoría de compañeros del sector.

En determinados casos se firma una retribución, como compensación por el trastorno generado, pero que se queda muy lejos de cubrir la frustración de no poder tocar ante el público.