Jessy Piñeiro y el reto más que superado de cantar en solitario

Sus padres regentan un negocio de hostelería en Cabañaquinta (Aller) y ella era la niña que cantaba por la casa, para regocizo de la clientela del bar, que veían como aquella pequeñaja sacaba una dulce y a la vez potente voz del cuerpo. Era, se podría decir, el debut de Jessy Piñeiro, hoy una consolidada figura de la canción en Asturias, que tendría que ir pasando diferentes “pantallas” en eso de la música hasta llegar a la actualidad.

La primera, lo de subirse a los escenarios ya en un plan más profesional. Sería en 2008, formando parte de una orquesta de Soto del Barco con el nombre de “Tentación”, con la que recorrió diversas fiestas de “prau” durante aquel verano. Pero diversas circunstancias llevaron a la disolución del conjunto y, volviendo a lo de las “pantallas”, la segunda se abrió cuando recibió la llamada de unos músicos alleranos, de Moreda, que por proximidad sabían de sus excelentes cualidades interpretativas. Se enrolaba en “Clave de Sol”, en un principio en lo que era un trío que luego iría creciendo con la incorporación de más componentes. Diez años se prolongaría aquella etapa.

Casi en la recta final de la misma fue seleccionada para participar en el concurso “Operación Verbena Siglo XXI”, de la “Televisión del Principado de Asturias” (“TPA”), al que acudió en dos ediciones, la de 2016 y 2017, quedando semifinalista y conquistando a centenares de espectadores del seguido programa.

Es entonces cuando a través de una promotora musical entra en el “Trío Venecia”, de Avilés. El proyecto prometía, pero la pandemia, como ocurriría con tantos otros, se encargó de echarlo abajo. No así la afición de Jessy Piñeiro por la canción, que siguió ensayando y tocando en locales de amigos y conocidos, hasta llegar a una fecha que le quedará grabada a fuego en la memoria: marzo de 2022. Se estrenaba en solitario en la discoteca “La Vaguada”, de Grao, ante numeroso público, acostumbrado a los pases de solistas y formaciones asturianas y gallegas de alta calidad. “Estaba nerviosa como un flan; como si fuera la primera vez que cogía un micro”, rememora.

Superó el reto con éxito y ya no habría retorno. A partir de ahí, currándoselo con promociones en las redes sociales y, también, por el boca a boca, comenzarían a lloverle los contratos para actuar en sidrerías, verbenas, pubs, celebraciones familiares… Incluso se ganó a unos fieles seguidores que le llenan de aplausos y piropos en unos directos en los que canta bachatas, cumbias, rumbas, rancheras, clásicos del pop y del rock y hasta algo de heavy para rematar la faena. “Nadie me ha regalado nada y si me siguen contratando es porque me lo trabajo en cada concierto, poniendo toda la ilusión del mundo en lo que hago”, dice.

Vencido lo de los nervios de salir a las tablas sin más acompañamiento que la música (“En una orquesta te sientes una más y eso te da seguridad”, dice), ahora toca superar otro reto: grabar un disco. “Lo tengo en mente, claro que sí, pero las ocupaciones del día a día no me están dejando tiempo”, explica.

Y es que en la agenda de Jessy Piñeiro ya hay unas cuantos bolos cerrados para 2024, en los que, a buen seguro, dejará constancia de lo que es: una gran artista.      

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