“Infames Rock Band”, un nombre que para nada hace justicia a un buen grupo

“Sonamos infames”. Hace ya unos años se juntaron un par de músicos para dar rienda a su afición, luego fueron ganando adeptos y tras un ensayo uno de ellos soltó a bocajarro una frase lapidaria, que acabaría por bautizar con un nombre tan irreverente como injusto a un grupo asturiano que sigue dando mucha caña en los escenarios: “Infames Rock Band”.

Aquella “degradación” les pareció un buen reclamo para hacerse notar y abrirse hueco en el mundillo musical. De hecho, bajo esa denominación ya han ofrecido unos cuantos conciertos en diferentes lugares de Asturias. Como el resto, resistieron el duro embate de la pandemia como pudieron, con la siempre recordada imagen que puso su cartel durante aquellos meses de encierro a las puertas del antiguo bar “Lennon’s”, de Lugones, último escenario en el que habían tocado antes de que el maldito virus se lo llevase todo por delante. 

No se sabe si gracias al dios de la música en directo o a cualquier otro designio divino, retomaron el vuelo y volvían a la carretera para ofrecer su calidad artística con una formación que componen Luis García (guitarra solista y cofundador), Pablo Camblor (guitarra rítmica), Juan Carlos (batería y coros), Silvia González (voz) y Gonzalo Villa, al bajo. Todos ellos con una larga experiencia en la escena musical tras haber pasado por diversos grupos.

Con un estilo animado y mordaz, “Infames Rock Band” hace versiones de temas de pop y rock, tanto en español como en inglés, así como grandes clásicos de la historia de la música: “The Beatles”, “Queen”, “Dire Straits”, “U2”, “Texas”, “Radio Futura”, “Los Ronaldos”, “Luz Casal”, “Jarabe de Palo”, “Héroes del Silencio”... Y también artistas más actuales, como Iván Ferreiro, “The Black Keys” o Quique González. Describen su repertorio “en constante actualización, lleno de momentos íntimos y cañeros, que conducen a los asistentes a disfrutar de la música en directo, de la música de su vida”.

“Nos gusta el contacto cercano con el público”. De hecho, entre sus peores tragos el recuerdo de una boda en la que tuvieron que cantar guardando el consiguiente distanciamiento con los invitados al banquete que imperaba para evitar la propagación del Covid. “Cantar de lejos no es cantar”, sentencian.