El “revival” de las sesiones vermú

Hace unos pocos años, muchos menos de los que pudiera contar en sus batallitas el abuelo Cebolleta, eso de levantarse por la mañana, acicalarse y salir a tomar algo al mediodía del domingo era espacio reservado o bien para los más puretas, para los que habían pasado un “First Dates” unas horas antes y no querían perderse una segunda cita, aunque les costase sangre, sudor y lágrimas, o, también, para los que todavía tenían marcha suficiente como para encumbrar al doblete a la máxima categoría, antes de dejarse abatir por la consiguiente resaca.

Las noches terminaban cuando se descubría que los pubs y discotecas tenían unas luces que, efectivamente, alumbraban (mejor dicho, deslumbraban) y, claro, el cuerpo no estaba para mucha jarana en horario matinal. Con todo, algunos locales, como el desparecido “Febos” avilesino, o unos cuantos más en Gijón y Oviedo, sí apostaban por esa oferta para captar clientela, con mayor o menor éxito. Luego tomaron el relevo los "after", pero su fama, salvando contadas excepciones, fue más bien efímera.

Ahora, lo que son los ciclos, vuelven a estar muy de moda las sesiones vermú, con el acompañamiento de “dj”, cocteleros profesionales, cortadores de jamón o música en directo. De hecho, cada vez son más los bares y en el verano los chiringuitos que programan eventos y a la mayoría de ellos les funcionan. De hecho, grupos como “Gil and Him”, “Pájaros en la cabeza” o “Silvidos y Gemidos” ponen su foto para muchos carteles que anuncian conciertos que hacen que la hora de la comida se retrase hasta casi la de la merienda. O que algunos sean protagonistas de una versión diurna del clásico doblete. Eso sí, a nadie le sorprende ya ver a gente bailar a eso de la una y cuarto de la tarde. Quién sabe, a lo mejor es que los tiempos evolucionan y eso de la modernidad es regresar al punto de partida.

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