De tal palo, menuda astilla

Se podrían escribir unas cuantas líneas de texto, pero se quedarían cortas para lograr transmitir las impresionantes cualidades musicales de un chico que es un artista en potencia. Porque Bruno Gunsing González, hijo del ovetense "Sam Solo", con tan sólo nueve años, es un espectáculo a la batería. Un máquina. Tanto que si no se ve no se cree.

Realmente es para quedarse ojiplático ante el desparpajo de ese pequeñajo con las baquetas en las manos, siguiendo el ritmo de las largas y enlazadas mezclas de canciones que interpretan "The Medleys" (con su padre a la guitarra acústica y "Drest" González, a la eléctrica; éste a su vez su profesor en eso del arte baterista). No se despista ni aunque le pasen cientos de moscas por delante o retumbe el estruendo de un terremoto; de principio a fin plenamente concentrado, con los platos entre ceja y ceja, bajo la atenta, y orgullosa, mirada de su progenitor.

Hasta se atreve con algunos coros cuando el cansancio le deja el fuelle suficiente como para sacar la voz del cuerpo. Y sino, gesto negativo con la cabeza y a seguir tirando millas, que hay más días para demostrar que en lo de cantar también puede estar a la altura.

Claro, como no podía ser de otra manera, el chaval acaba acaparando todas las miradas del público en unos directos en los que, cuando rompe a sudar, se despoja del jersey y de la camisa (ahí aparece su abuela paterna para hacer las funciones de ayudante de vestuario) y lucir una camiseta, cómo no, serigrafiada con una imagen en las que no aparece ningún dibujo animado de esos que podrían entrar en el universo infantil, propio de su edad, sino un logotipo mundial: "The Beatles". Cuidado eh.

Decir que lo lleva en la sangre sería restarle méritos, porque Bruno Gunsing González (su primer apellido es herencia de su madre, de origen holandés y también cantante) demuestra una enorme pasión por la música, pero sobre todo que lo suyo no es regalado, sino fruto de horas y horas de ensayo, que le hacen brillar con luz propia en los bolos en los que acompaña a unas figuras de categoría (ver reportaje sobre "The Medleys" en esta revista). Lo dicho, por mucho que se cuente no basta. Hay que verle.