Belén Rodríguez, de la tonada y la copla hasta triunfar en la orquesta y como solista

Con tan sólo tres añitos ya se subía a las tarimas para cantar tonada, una pasión artística que le inculcó su abuela, “La Mariñana”, y después su madre hizo lo propio con la copla. Aquella niña sorprendía al público con su voz y con un desparpajo impropio de tan corta edad entonando canciones populares, como su adorada “Campanines”. Tanto es así que a los diez años se proclamaba ganadora de un concurso infantil de tonada que organizaba el famoso parque de atracciones “Mercaplana”, en el recinto de la Feria Internacional de Muestras de Asturias, en Gijón.

La cantante gijonesa Belén Rodríguez daba sus primeros pasos en una larga carrera que le ha llevado a ser una de las grandes figuras de la música de orquesta no sólo en la región, sino en todo el norte del país. Y ahora afronta una nueva etapa, en solitario, en la que, como es lógico, ya han comenzado a lloverle las contrataciones.

Sus inicios, digamos, profesionales hay que buscarlos en la “Agrupación Artística Gijonesa”. Siendo una adolescente sería seleccionada para el popular programa “Gente Joven”, en el que quedaría finalista. Luego conocería al que es su marido y con él formó un dúo: “Belén y Roger”. “Nos llamaron para actuar en un hotel de Galicia durante quince días de un verano y nos acabamos quedando allí diez años. Fue una etapa maravillosa”, rememora.

Con la irrupción de los camiones-escenarios el matrimonio consideró que era el momento de “subirse al carro” e invirtieron en uno de esos vehículos, con el que llevaron a la orquesta “Belén y Roger’s Band” por unas cuantas localidades. Aquello era el embrión de “Dragón”, que nació en Zamora, provincia en la que se establecieron otra década. A esta nueva formación se irían incorporando los hermanos y una cuñada de Belén, hasta convertirse en uno de los referentes orquestales de Asturias.