Asun Marruecos, la avilesina que de cría hacía micros con las cucharillas

Para dejarlo clarificado desde el principio, la cantante Asun Marruecos es asturiana. Avilesina, para más señas. Lo que podría invitar a creer que se trata de un apellido artístico en honor a su tierra natal forma parte realmente de su nombre: Asunción Ruiz Marruecos. “Algunos hasta me piden temas marroquís”, suelta entre risas. Vale, aclarado lo de la carta de presentación de una figura sobradamente conocida en los locales que programan actuaciones en directo y en el mundo de la verbena, hay que subrayar que se trata de una cantante se podría decir que de cuna, que lo mamó desde niña en el seno de una familia muy involucrada en la música. “Mi madre tenía que correr detrás de mi porque cogía las cucharillas para utilizarlas como micros”. ¿Cómo era aquello de la casta y el galgo?

En su etapa escolar entró en un coro, en buena medida para sentirse arropada por sus compañeros de agrupación, porque, como dice, “era una chica muy vergonzosa; todo lo contrario de cómo soy ahora”. Recibió clases de guitarra con uno de los componentes del grupo “Dixebra” como profesor y una amiga le dio el empujón definitivo para quitarse los miedos al escenario y para que entrase a formar parte de una orquesta a cuyo frente estaba un ex integrante de la mítica banda langreana “Stukas” (la de clásicos ya inmortales como “Hazañas Bélicas” o “Atrapado”).

Hasta que hace unos diez años decidió continuar con su carrera en solitario o junto a su marido, Víctor Calero, a los teclados y coros, en formato dúo. “Hacemos música para bailar y también rock actual, de los setenta y ochenta… Variado”. Con una finalidad: “Que la gente se lo pase bien”. Y vaya si lo consiguen. A las primeras de cambio.